Un nuevo Giro:

Frustración

Hace tiempo veo como la gente se ahoga en una gota de agua, con problemas pequeños, ajenos o dándole vueltas a la cuestión sin buscar otra salida. Podría enumerar los problemas reales que se pueden tener en la vida, pero ¿de que serviría? Pienso, varias veces, en GAGA (gente que se ahoga en una gota de agua) qué haría si se le presenta un problema de grandes magnitudes, tal vez con un golpe de la vida abra los ojos y haga de tripas corazón y encuentre el modo de afrontar la vida; pero esa es la opción positiva. Mi conclusión es que ante una gran dificultad, un Gaga sólo se echaría a llorar lamentándose de su mala suerte, pidiendo ayuda a otras personas, acordándose de que Dios existe y reprochándole el porqué de la vida… por último pensaría en escapar del problema buscando del otro lado del velo.

Por otro lado una persona proactiva y positiva piensa en tomar las medidas necesarias, e inclusive en la comprensión o resignación del asunto. Ha hecho planteos y tiene en su reserva una innumerable cantidad de herramientas, y grandes probabilidades de encontrar una pronta solución Eso es pensar en la calidad de vida, enfrentar los propios problemas hasta que se hacen polvo.

Una vez un profesor dijo que si una persona solo saltaba los obstáculos, más adelante en su camino iba a encontrar una contrariedad aún mayor. Por eso no hay mejor medicina que agarrar las herramientas necesarias y enfrentar las dificultades hasta hacerlas desaparecer. No es bueno pensar que un ser superior vendrá y nos allanará el camino, la fe sola no hace milagros quién los debe de hacer, obvio que somos nosotros. La vida no es una novela en la cual una herencia vendrá a nosotros y pondrá fin a todos nuestros problemas, pero un Gaga tiene esa esperanza, que un milagro estará esperándolo envuelto en la puerta de su casa.

Por eso, lo mejor, a lo largo de la vida es estar viendo qué herramientas nos servirán a futuro e ir recogiéndolas como en un juego de aventuras; ignorar a Gaga si es que no tiene ganas de aprender, y no compenetrarse con los problemas ajenos. Qué mejor suerte que otros tengan los problemas y nosotros quedarnos con la moraleja del cuento.

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